domingo, 26 de julio de 2009

"Tienes un imán en la polla"


Yo amaba lo honradez de su cuerpo. Me lo dijo Belushi, tumbado sobre el banco de la calle, consumido en cocaína, mientras arrastraba otra vez su nariz, siguiendo el rastro de una raya.
-Los cuerpos son honrados.
Yo le respondí entonces que amaba la honradez de su cuerpo, del cuerpo de Ava, aquel misterio que aparecía y desaparecía como una leyenda. Lo peor de todo es que aún tenía la esperanza de que Ava también amara el mío.
-El amor es una insurrección. La gente ya no sabe lo que es el amor. Por eso amar es realmente revolucionario. Yo amo a mi mujer sobre todas las cosas, Guillot. La amo más que la música, más que el cine, más que toda esa banda de traidores que me adulan. Y también sé que ella me ama a mí. Lo veo con claridad. Judi también me ama. Y lo sé porque llora como una viuda cada vez que ve mi cadaver sobre la cama.
-El amor es un género literario, John. El amor es lo que sucede después de echar un polvo y tu hace mucho tiempo que no follas con tu mujer.
Belushi trató de recomponer su cuerpo después de esnifar los últimos copos de nieve. Se sentó como un oficinista al llegar a su trabajo. Se atusó el sombrero. Se colocó las gafas y después me dijo:
-Tu problema es que tienes un imán en la polla que atrae a todas las locas de este loco mundo. Acabarás tan loco como ellas y después, después todo será tarde. No pierdas más oportunidades.
John tienía un tipo de inteligencia, de conocimiento, que no provenía de la literatura, sino del instinto. Era una animal americano, salvajemente cínico, completamente incontrolable. Inocente por momentos y siempre inquietante. Las palabras de Belushi procedían del fondo de Gijón, ascendían de un infierno recalentado y feliz. No sabía si era un ángel o un demonio. En cualquier caso, aquel gordo sonriente hablaba con la vanidad de un dios menor.
Yo sólo quería beber un poco más. Los recuerdos también sangran y por más que lo intentemos, la manchas de sangre no se borran nunca de la memoria.
A la mañana siguiente, vi mi calavera en el espejo. Recordé las palabras de Chandler. Comprendí que estaba muerto. Por mucho que deseara amar a Ava, me faltaba un corazón.