viernes, 12 de junio de 2009

El hombre ficción


La economía era una ficción y el dinero un talismán. Nos mantuvimoos en pie gracias al oro metafísico de la confianza. Eso fue así hasta que llegaron los activos tóxicos y aquel enorme castillo de naipes falsos que alimentaba nuestras ilusiones se derrumbó después sobre la tumba de un parado español.
Hemos vivido la burbuja inmobiliaria, la burbuja informática, la burbuja cinematográfica, incluso la burbuja literaria. Derrochamos nuestra vida y vendimos nuestra alma a los tahures que nos encontrabamos en los bulevares mientras caminabamos con los bolsillos rotos. Más tarde, los papeles nos anunciaron la bancarrota de los mercaderes y después de un buen trago de whisky comenzamos nuestro lánguido regreso a la realidad, que seguía conservando el hastiado perfume de la nada.
La economía siguió siendo una ficción, el dinero un talismán y nos mantuvimos en pie gracias al oro metafísico de la esperanza. Aquel hombre caminaba sin sombra, como un profeta austero en palabras. Con aire florentino anunció la llegada de Christiano Ronaldo al Real Madrid bajo la atenta mirada de los especuladores. La luna, declarada en quiebra, volvió a brillar como una dama blanca, los ángeles caidos suspendieron los entierros y los clarines de Madrid anunciaron un nuevo sueño que embriagó a todo España.
Caja Madrid concedió un crédito a aquel tipo que había sobrevivido en la ficción y hacía magia con los deseos de los hombres. Tenía una sonrisa de cemento y los bolsillos cargados de plata. Los del Manchester dijeron que Chistiano valía 95 millones y el respondió sin miedo: "Como estos".
La economía era una ficción, el dinero un talismán y nos mantuvimos en pies gracias al oro metafisico de...