miércoles, 13 de mayo de 2009

TLG: Todos los días Gijón.


Había que salir a por un reportaje, a por una noticia y esa necesidad de describir una ciudad con 625 líneas importaba mucho más que la calidad deficiente de la imagen y el sonido. Como ya es sabido por todos, TLG apaga definitivamente su emisión. Uno ha visto pasar por esa empresa a grandes periodistas asturianos: Víctor García Guerrero, Joaquín del Río, Javier Morán, Irma González, Cristina Natal y tantos otros amigos. Trabajadores y comentaristas, acudían cada tarde o cada noche a descubrir las entrañas de Gijón. Algunos de ellos iniciaron su carrera profesional delante de una vieja cámara que obligaba a aguzar el ingenio para sacar con esmero un informativo o un programa de entretenimiento.
Sabemos que la televisión es un espectáculo, pero TLG era, sobre todo, un faro que iluminaba con especial intensidad la vida local de Gijón. Podría decirse que su lema periodístico fue un verso del poeta peruano Cesar Vallejo: «Todos los días Gijón». Con esta vocación por una ciudad, se añadía más realidad a la vida cotidiana, al pulso vivo de una ciudad que ama y sufre al mismo tiempo.
La verosimilitud está en el detalle, dice Chejov. Y Gijón era más verosimil en cada detalle atrapado por sus cámaras y, sobre todo, por los comentarios de miles de gijoneses que por primera vez pisaban un plató de televisión. TLG ofreció a cualquiera la posibilidad de hablar y fue el testigo de los acontecimientos políticos, sociales y deportivos de una ciudad a la que se ama como una madre fea. A pesar de su pobreza, tejió una historia cercana y costumbrista de un Gijón verídico, cada día más real.
La ciudad fallece un poco más cuando la carta de ajuste de su televisión es para siempre. Ahora nos queda el recuerdo de una buena escuela, a la que añoramos horas antes de su muerte. Quia.