lunes, 8 de junio de 2009

Mundo tremendo


El mundo está tremendo. Lo dijo Ramón Jauregui, antes de la derrota. Me gusta la frase. Es sencilla, concisa, directa, eufónica. Anuncia lo que ha venido: la derechona que es un tremendismo político, una tormenta que durará cinco años, otra crisis porcina sin cura inmediata.
Pensabamos que el tremendismo era una cosa nacional, de Cela y su Pascual Duarte, de asesinos condenados al garrote vil o dulces mazurcas para dos muertos. Pero el tremendismo también tiene una dimensión europea. Lo hemos visto recientemente en las fotos del papararazzo italiano que muestran al presidente polaco enrabilado junto a unas putillas en la mansión de Berlusconi. No sabemos cuánto ha pagado El País por estas fotos del cipote de Polonia arrimado a esas hetairas, aunque sí sabemos que este personal gana las elecciones en Europa.
En España no tenemos presidentes empalmados, más bien todo lo contrario, pero sí disponemos de una caterva que se hace los trajes a medida. Sabemos por los papeles que todos estos trajes les salen gratis a Camps, presidente amanerado con vocación de cura que gana a chorro las elecciones en Valencia. También sabemos que la ultraderecha gana donde no hay izquierda o, al menos, donde el Partido Socialista, tanto en España como en Europa, es una alfeñique, un peso mosca, que vaga por el mundo desarmado ideológicamente.
El mundo está tremendo. Madrid está tremendo. Valencia está tremenda. Y en España se han perdido las elecciones. Así que no nos vamos a poner estupendos. Dice Esperanza Aguirre, la marquesa de Madrid, que los suyos han ganado con 500.000 votos como estos. Después va la tía y los lanza por el balcón de Génova, con mucho recochineo, con mucha mala baba, a la vera de don Mariano. La derecha triunfa y Zapatero dice que es la crisis económica, aunque yo sólo veo crisis ideológica en Europa y en el mundo. Tremendo.