jueves, 7 de mayo de 2009

Díaz Ferrán y los parados


Ha dicho el manda de la CEOE, así, por lo bajini, que la culpa de todo este barullo la tiene Zapatero. La patronal ya está buscando culpables a la crisis y descubre que quien mola de verdad es Esperanza Aguirre. El buen periodismo, aquel que se hace cuando se cree que los micrófonos están apagados, registró estas palabras de Gerardo Díaz Ferrán en una reunión con empresarios de Madrid.
El caso es que el paro sigue siendo el dontancredismo nacional. Don Tancredo fue un albañil parado del principio de siglo pasado, que decidió hacer de su paro una obra de arte; o sea, seguir parado ante el toro.
El Gobierno ha vuelto a soltarle al parado el toro de las medidas económicas, el toro de las encuestas, el toro de los déficits, el morlaco de los planes municipales y tambien el de las hipotecas. Muchos toros, ya ven, para un simple parado. Mientras tanto, el obrero tose su gripe porcina, que es un odio de clase trabajadora enfebrecida, la mala saña del parado que se oxida en las listas soviéticas del paro.
Según Díaz Ferrán, las medidas económicas que ha lanzado el presidente Zapatero son insuficientes. Lo bueno hubiera sido que ZP aprobara de una vez por todas el despido libre y retrasara la jubilación hasta que a uno le llegara la parca.
En la literatura no hay paro ni jubilación. Qué putada. Yo ya sé que me moriré escribiendo artículos, aunque espero que para entonces los paguen un poco mejor. De modo que me moriré bruñendo el estilo, como un viejo corsario abandonado en una isla, aunque el parado de mi barrio no encuentra trabajo, anda desesperado y ya no sabe qué dar de comer a su parienta. Que muerda cuero, le he dicho.
Por el momento, el currante y yo nos vamos fumando unos cigarros agradecidos a la justicia social que allá en tiempos trajo Girón. Ay