jueves, 25 de junio de 2009

Carta a una prostituta: la cosa económica


Estaba yo con los colegas en la barra del bar, amor, que estabamos comentando la cosa económica, en Gijón mayormente, tu ya sabes, que en los papeles ha salido que cada día hay menos ricos y que el Parlamento, al final, se ha salido con la suya, y no pagarán más impuestos. Lo cual me parece a mi que está bien visto, pues uno no es nadie sin un rico al lado.
Antiguamente, cuando las pelis de Berlanga eran en blanco y negro, había que poner un pobre en la mesa. Pero ahora, en pleno siglo XXI, lo que necesitamos es un rico. Por eso estoy pensando en irme a vivir a la capital, que allí, dicen los que saben de esto, hay unos cuantos ricos abandonados que siempre comen solos porque nadie los quiere. Ay. En cualquier caso, hay menos ricos pero si hay más pobres. Un 25% del personal ya no cobra paro. Caritas se está atiborrando de pobres. Ya ves, son unos egoistas.
De todos modos, yo tengo pensado irme una temporada a Italia. Tu ya sabes, amor, Roma nunca estuvo tan revuelta desde los tiempos de Calígula. Por lo visto, Il Cavalieri se lo monta con unas cuantas fulanas en su mansión. Whisky, farlopa, pacharán y puros. No falta nada. Al parecer, don Silvio tiene predilección por las lolitas, como Nabokow, o sea, que el primer ministro es un menorero como esos clientes que tu conoces cuando paseas por la Casa de Campo.
Te dejo, corazón. Está llamando un rico a mi choza. Tu ya sabes que te quiero. Un beso muy fuerte, tuyo, para siempre, Víctor Guillot

lunes, 22 de junio de 2009

Quitarse el burka


Lo ha dicho Sarkozy: hay que quitarse el burka. Yo no sabía que en el barrio de Clichy, el mismo que me descubrió Henry Miller en sus libros, las mujeres caminaban ocultas tras un burka afgano.
De pronto, aparece el burka en tu vida y Sarkozy reune en Versalles a la Asamblea y al Senado para decirle al personal que lo va a prohibir. El redactor de Le Monde se apresura a anunciarlo en un titular a cinco columnas y todos los medios de comunicación se disponen a publicarlo a lo largo y ancho de este mundo. Sin lugar a dudas, es un golpe de efecto que devuelve a Sarkozy, a falta de socialismo, al lugar que le corresponde: la revolución francesa y el bonapartismo.
El burka expone la invisibilidad de la mujer y lo cierto es que en París, antes que en cualquier otro lugar, ninguna mujer debe ser invisible. Quien se pasea por Saint Germain debe saber que está pisando en la galaxia de Occidente.
El burka no es sólo una vestimenta, es un objeto litúrgico que escribe sobre el cuerpo de una mujer su condición de sierva. Tiene razón Sarkozy, el derecho a vestir el burka no es un derecho religioso sino una servidumbre que anuncia la propiedad de otro.
En la Francia de Voltaire no hay espacio para los fundamentalismos, quizá porque todo fundamentalismo es el éxtasis de la ignorancia.

sábado, 20 de junio de 2009

Como una moto


En los lujosos hoteles de Sunset Boulevard cuelga una foto del gran cómico John Belushi. Murió a los treinta y tres años en 1981 como un bólido lanzado al abismo. Detrás dejaba una gran antología del blues, los mejores gags del humor americano y unas cuantas pelis que desmadraron a toda América.
Las drogas dejaron un cuerpo vacío que había engordado con el sucio show business del cine y la televisión. A través de la biografía de Bob Woodward, el gran periodista republicano que empujó, junto con el brillante reportero Carl Berstein, al presidente americano Richard Nixon hacia el precipicio de la infamia y la dimisión, descubrimos que detrás de las cámaras y los focos de un plató, la vida de Hollywood o Nueva York está plagada de vividores, matones, traficantes y policías corruptos.
Por las candilejas del cine también deambula el crimen. A lo largo de las 525 páginas de este libro publicado por la editoria Papel de líar (¡cómo me gusta este nombre!), se pasea Dan Aykroyd, su hermano del blues, Spielberg, Jack Nicholson o Robin Williams. Juergas, resacas y pensiones ocuparon el tiempo libre de Belushi cuando no trabajaba en el plató o escribía los guiones del mítico y subversivo Saturday Night Live.
Como una moto. La vida galopante de John Belushi es un magnifico reportaje publicado en 1985 que llega a las librerías españolas veintitrés años después. La primera y la última vez que Woodward decidió escribir sobre algo que no ensuciara las paredes impolutas de la Casa Blanca. Qué grande es América y qué grande fue Belushi.

jueves, 18 de junio de 2009

Calvin Klein contra la desnudez.


De pronto mira uno a la pared y se encuentra con una orgía. Esto es lo que han pensado los neoyorquinos cuando alzaron la vista ante la fachada de un edificio de la Quinta Avenida y contemplaron un hermoso cuarteto semidesnudo reposando sobre un sofá. La novedad no es la desnudez ausente en el cartel publicitario , sino las actitudes de los efebos y la ninfa protagonistas, los jeans apretados, los torsos desprotegidos y una pretensión de follar languidamente con la mirada distraida.
Hubo un tiempo en el que las feministas se escandalizaban/masturbaban ante cualquier uso comercial de la mujer objeto. Cuando apareció el primer hombre objeto, hace unos años, con todo su aparato genital al aire, nadie dijo nada. Con lo dificil que es reproducir un pene despreocupado. Ahora, hombre y mujer comparten la desnudez, o esta semidesnudez que peca más por lo que oculta que por lo que muestra.
La fotografía ayudó mucho a superar los límites del desnudo en la pintura. Sobre todo el desnudo masculino. Lo sabe muy bien Oscar Tusquets, gran arquitecto, diseñador y ensayista que se ha dedicado a hablar sobre el cuerpo y el arte en su estupendo libro Contra la desnudez (Anagrama, quién si no). "Es verdad que David Hockney, Robert Mapplethorpe y otros artistas han afrontado este desafío con coraje y brillantez, pero estas experiencias han quedado circunscritas a galerias y publicaciones de Arte. No han llegado nunca a la masa" nos dice en sus páginas finales, donde pone de relieve el escándalo que produjo la imagen de un hombre desnudo en un anuncio de Ives Saint Laurent. Estas manifestaciones artísiticas no eran peligrosas para la moral. Sin embargo, la llegada de Oliviero Toscani para Benneton y su pasión por las pollas y los coños anónimos, permitió superar esa barrera.
Ahora, con estos muchachos que posan a la manera de Giotto, uno descubre que el erotismo sigue siendo más peligroso que el porno, que la actitud expresa un pensamiento y que un pene suelto sólo enseña la naturaleza real de un mono.

miércoles, 17 de junio de 2009

Estados comparados


El informativo de TVE aseguraba, mientras se celebraban las elecciones presidenciales en Irán, que este país es el más teocrático del mundo. De pronto, teocrático adquiría un significado distinto al que se le suponía. La teocracia dejaba de ser una forma religiosa de gobierno y se convertía, directamente, sin matices, qué carajo, en un fundamentalismo. Irán es un estado peligroso, un estado terrorista, un estado diabólico.
Persia está hecha de batallas y oraciones, de revoluciones y misticismos. Pero convertir a Irán en un país fundamentalista o, mejor dicho, en el más fundamentalista de los paises teocráticos, no dejaba de ser una sobrada.
Las televisiones suelen hacer información por comparación. Este país es más que este otro, este gobierno es menos que este otro y así en este plan. Lo que no nos dicen es lo que realmente es, quizá porque contar "lo real" es un coñazo y anadie le interesa. Al personal no le gustan las comparaciones y siempre que le sale al paso una suele decir con resignación que las comparaciones son odiosas. Para algunos filósofos, las comparaciones son inútiles, porque no definen nada. Decir que TVE es más imparcial que la BBC no nos explican las virtudes y defectos de TVE ni tampoco de la BBC. TVE no ha podido escapar del prurito de comparar Irán con el resto del mundo.
Pero volvamos al principio. "Iran es el país más teocrático de Oriente Medio". De esta forma terminaba la crónica de las elecciones en Persia. Si observamos los paises que la rodean, descubrimos, sin forzar mucho la mirada sobre el mapa que, a su lado, se encuentra Irak, otro pais teocrático, maldita sea, aunque, según TVE, es mucho menos teocrático que Irán, por mucho que la mayoría chii aplauda diariamente los atentados cometidos en nombre de Alá. Siguiendo este análisis por comparación de nuestra pensa, descubrimos otro país teocrático: Afganistán. Vaya. Este estado debe ser menos teocrático que Irak, incluso, aunque las mujeres afganas tienen otro sentido de la teocracia en su rostro, muy distinto al de TVE y, por lo tanto, tampoco interesa al espectador español. Quia.
Un día hablaremos de TVE. Eso sí, por comparación, para no ofender y, como a ellos les gusta, tampoco llegar a nada.

viernes, 12 de junio de 2009

El hombre ficción


La economía era una ficción y el dinero un talismán. Nos mantuvimoos en pie gracias al oro metafísico de la confianza. Eso fue así hasta que llegaron los activos tóxicos y aquel enorme castillo de naipes falsos que alimentaba nuestras ilusiones se derrumbó después sobre la tumba de un parado español.
Hemos vivido la burbuja inmobiliaria, la burbuja informática, la burbuja cinematográfica, incluso la burbuja literaria. Derrochamos nuestra vida y vendimos nuestra alma a los tahures que nos encontrabamos en los bulevares mientras caminabamos con los bolsillos rotos. Más tarde, los papeles nos anunciaron la bancarrota de los mercaderes y después de un buen trago de whisky comenzamos nuestro lánguido regreso a la realidad, que seguía conservando el hastiado perfume de la nada.
La economía siguió siendo una ficción, el dinero un talismán y nos mantuvimos en pie gracias al oro metafísico de la esperanza. Aquel hombre caminaba sin sombra, como un profeta austero en palabras. Con aire florentino anunció la llegada de Christiano Ronaldo al Real Madrid bajo la atenta mirada de los especuladores. La luna, declarada en quiebra, volvió a brillar como una dama blanca, los ángeles caidos suspendieron los entierros y los clarines de Madrid anunciaron un nuevo sueño que embriagó a todo España.
Caja Madrid concedió un crédito a aquel tipo que había sobrevivido en la ficción y hacía magia con los deseos de los hombres. Tenía una sonrisa de cemento y los bolsillos cargados de plata. Los del Manchester dijeron que Chistiano valía 95 millones y el respondió sin miedo: "Como estos".
La economía era una ficción, el dinero un talismán y nos mantuvimos en pies gracias al oro metafisico de...

lunes, 8 de junio de 2009

Mundo tremendo


El mundo está tremendo. Lo dijo Ramón Jauregui, antes de la derrota. Me gusta la frase. Es sencilla, concisa, directa, eufónica. Anuncia lo que ha venido: la derechona que es un tremendismo político, una tormenta que durará cinco años, otra crisis porcina sin cura inmediata.
Pensabamos que el tremendismo era una cosa nacional, de Cela y su Pascual Duarte, de asesinos condenados al garrote vil o dulces mazurcas para dos muertos. Pero el tremendismo también tiene una dimensión europea. Lo hemos visto recientemente en las fotos del papararazzo italiano que muestran al presidente polaco enrabilado junto a unas putillas en la mansión de Berlusconi. No sabemos cuánto ha pagado El País por estas fotos del cipote de Polonia arrimado a esas hetairas, aunque sí sabemos que este personal gana las elecciones en Europa.
En España no tenemos presidentes empalmados, más bien todo lo contrario, pero sí disponemos de una caterva que se hace los trajes a medida. Sabemos por los papeles que todos estos trajes les salen gratis a Camps, presidente amanerado con vocación de cura que gana a chorro las elecciones en Valencia. También sabemos que la ultraderecha gana donde no hay izquierda o, al menos, donde el Partido Socialista, tanto en España como en Europa, es una alfeñique, un peso mosca, que vaga por el mundo desarmado ideológicamente.
El mundo está tremendo. Madrid está tremendo. Valencia está tremenda. Y en España se han perdido las elecciones. Así que no nos vamos a poner estupendos. Dice Esperanza Aguirre, la marquesa de Madrid, que los suyos han ganado con 500.000 votos como estos. Después va la tía y los lanza por el balcón de Génova, con mucho recochineo, con mucha mala baba, a la vera de don Mariano. La derecha triunfa y Zapatero dice que es la crisis económica, aunque yo sólo veo crisis ideológica en Europa y en el mundo. Tremendo.

sábado, 6 de junio de 2009

Alfonso Guerra


Alfonso Guerra no cree en Dios, lo dijo ayer en Gijón, pero sí cree en Europa, de la que ya hemos hablado aquí, y también cree en el hombre, en toda la historia del hombre, de la que usa y abusa en sus mítines para roer el hígado de la derecha. Ayer, el polideportivo estaba a reventar, con Areces, con Fernández y Felgueroso a su lado. También estuvo la masa mineral de Villa, ausente pero representado, dispuesta a disfrutar del discurso cachondo e improvisado de Alfonso Guerra.
Efectivamente, hay algo improvisado en la personalidad política y quevedesca de AG, una cultura de citas que da pleno rendimiento en los mítines. Guerra se empeñó en ser Guerra, en representar al sevillano altivo que lee a Machado. Socialista, populista, humorista con desigual fortuna, es como si hablara con la copa de coñac en una mano y el puro en la otra sobre el estado de la economía y, claro, después le sale un show antes que un mítin, algo así como el club de la comedia.
Cada uno hace en esta vida lo que sabe. Tras su salida del Gobierno de Felipe González, se convirtió en una oposición del poder, dentro del poder, apagada al cabo de los años por el humor que todo lo calma. Aun conserva esa deliciosa y esperpéntica vena de locura que lo redime de sus pecados. Ya nadie se acuerda que fue muchos años un pobre resentido. Pero yo lo entiendo. Al lado de Miguel Boyer y la Filipina, todo el mundo tiene derecho a serlo. Y yo también.