viernes, 1 de mayo de 2009

Pandemia financiera y crisis porcina


Nunca fueron tan útiles los virus como ahora para explicar la crisis financiera. Activos tóxicos, conducta errática del sistema financiero y por ahí todo seguido hasta llegar al colapso del organismo y el cáncer de los bancos. Hablamos de la virulencia de la crisis económica a través de enfermedades y virus porque acojona tanto como hablar del fin del mundo y las siete plagas que Dios envió al mundo. El caso es que tanta metáfora ha trascendido la estricta economía para convertirse en la pura realidad a través de una crisis porcina, perdón, gripe porcina, incapaz de ser controlada por nadie, ni siquiera por las ministras de sanidad, que son como las chicas de la Cruz Roja reunidas en Bruselas.
Por lo visto, el virus de la crisis económica es mutable, como el virus N1H1, al que no saben todavía cómo diablos bautizar, de modo que resulta inútil predecir cuál será su comportamiento a corto y medio plazo. Mañana el virus será otra cosa distinta, amigo, y nos habrá mordido un poco más el intestino grueso.
Lo cierto es que la gripe porcina, ahora sí, ha logrado que suba el IBEX 35 (que no tiene nada que ver con el virus N1H1) un porrón de puntos en la última semana. Es la mayor subida desde hace muchos años. Por supuesto, las farmacéuticas has incrementado sus valores en una semana lo que no lograron en toda su historia y todo a base de tamoflines y mascarillas, quién lo diría.
Yo creo que el problema de esta mala gripe, o sea, de esta crisis econónimca, es que carece de antivirales que la atenúen, o sea, que no se soluciona inyectando dinero público, porque el efecto dura poco y sólo consigue que el virus se haga más fuerte. Al parecer, los virus son muy listos y es dificil cogerles en un renuncio.
Quizá el virus sean los bancos, que son, por el momento, los únicos que reciben millones y millones de euros a través de grandiosos chutes financieros sin que sirva, siquiera, para bajar la fiebre del paro y la hipoteca. Y esto ya es más jodido, porque los bancos son la esencia del sistema.
A lo mejor, el virus es el propio sistema y todavía no lo queremeos comprender. A lo mejor el G-20 no quiere oir hablar de cambiar el sistema y cree que con buenos sentimientos todo se soluciona. Y a lo mejor tenía razón mi abuelo, que desconfió siempre de los banqueros y los políticos tanto como de los matasanos y siempre me dijo que muerto el perro se acabó la rabia. A lo mejor esta rabia se acaba matando al perro. Y esto, querido y desocupado lector, ya empieza a sonar mucho mejor.