jueves, 25 de junio de 2009

Carta a una prostituta: la cosa económica


Estaba yo con los colegas en la barra del bar, amor, que estabamos comentando la cosa económica, en Gijón mayormente, tu ya sabes, que en los papeles ha salido que cada día hay menos ricos y que el Parlamento, al final, se ha salido con la suya, y no pagarán más impuestos. Lo cual me parece a mi que está bien visto, pues uno no es nadie sin un rico al lado.
Antiguamente, cuando las pelis de Berlanga eran en blanco y negro, había que poner un pobre en la mesa. Pero ahora, en pleno siglo XXI, lo que necesitamos es un rico. Por eso estoy pensando en irme a vivir a la capital, que allí, dicen los que saben de esto, hay unos cuantos ricos abandonados que siempre comen solos porque nadie los quiere. Ay. En cualquier caso, hay menos ricos pero si hay más pobres. Un 25% del personal ya no cobra paro. Caritas se está atiborrando de pobres. Ya ves, son unos egoistas.
De todos modos, yo tengo pensado irme una temporada a Italia. Tu ya sabes, amor, Roma nunca estuvo tan revuelta desde los tiempos de Calígula. Por lo visto, Il Cavalieri se lo monta con unas cuantas fulanas en su mansión. Whisky, farlopa, pacharán y puros. No falta nada. Al parecer, don Silvio tiene predilección por las lolitas, como Nabokow, o sea, que el primer ministro es un menorero como esos clientes que tu conoces cuando paseas por la Casa de Campo.
Te dejo, corazón. Está llamando un rico a mi choza. Tu ya sabes que te quiero. Un beso muy fuerte, tuyo, para siempre, Víctor Guillot