lunes, 6 de julio de 2009

Palabras para un viejo maestro


Qué extraño se vuelve el mundo a medida que envejecemos, qué complicada es la trama de los vivos y los muertos. El dolor es, quizá, el hilo de oro que nos une a la muerte. Juan Ramón Pérez Las Clotas se ha convertido en un explorador de esa muerte entre los gritos del viento y la ola.
Viejo periodista ya sin batallas, cómplice de la historia, delator de lo bueno y de lo malo a lo largo de más de cincuenta años de tinta china sobre la cara blanca de un papel refugiado en el frío congelador de las hemerotecas.
Aprendí de Clotas la elegancia de escribir. Al periódico se va a matar o a morir, pero siempre con elegancia. Esa es la actitud, el dogma de fe que uno jura el día que firma su primera columna, su primera noticia, su primera palabra en un periódico.
Qué distinto el periodismo, cuando se hace de verdad, qué diferente la vida, cuando el placer reside en un martini al mediodía y unos cuantos whiskis a la hora incierta del anochecer.
Con Juan Ramón algunos aprendieron a pensar, otros a escribir y otros a beber. Por mi parte, creo que supe conjugar los tres verbos. Y en el frontispicio de la puerta, la lealtad jurada por siempre. Un abrazo, maestro.